Luis Alonso, 34
Creador de un material superaislante para una mayor sostenibilidad y libertad en el diseño de edificios
Universidad Politécnica de Madrid
Luis
Alonso es un apasionado de la arquitectura, el dibujo y el diseño desde
que era niño. Sin embargo, en los últimos años de carrera en la Escuela
Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (España), no podía dejar de
preguntarse por qué su campo de interés -a diferencia de otros como la
ingeniería naval o aeronáutica- apenas parecía haber evolucionado desde
tiempos de los romanos. "Me di cuenta de que los sistemas constructivos
actuales no difieren mucho de los que ellos utilizaban", recuerda
Alonso, que observaba también con perplejidad cómo "la gran mayoría de
los materiales que se usan en arquitectura (hormigón, ladrillo,
cerámica, vidrio, madera) ya se utilizaban hace 2.000 años".
Alonso
sentía que este aparente estancamiento en las técnicas y herramientas
disponibles le impedía diseñar con suficiente libertad. Además, aunque
las generaciones actuales no viven de la misma forma que los romanos,
los edificios y viviendas apenas parecen haberse adaptado a nuevos
hábitos como el uso intensivo del ordenador y la televisión o la
práctica de ejercicio en casa.
Estas inquietudes llevaron a este
joven innovador a tratar de incorporar a sus proyectos nuevos materiales
y sistemas ya explotados en otras industrias, y le animaron a
investigar la forma de utilizarlos "como herramientas para solucionar
problemas que llevan décadas sin tener una solución acorde a la época
actual".
Alonso, que actualmente es profesor de la Universidad a Distancia de Madrid, también es fundador de un pequeño estudio de arquitectura e investigador de la Universidad Politécnica de Madrid.
Desde hace años, este joven trabaja para resolver dos grandes retos: la
ineficiencia energética de los materiales de construcción que se usan
para
cerrar los espacios arquitectónicos (muros, fachadas y
ventanas) y la inexistencia de alternativas para estos fines que sean
buenos aislantes y, además, puedan ser transparentes y ofrezcan una
mayor libertad creativa a los arquitectos.
Para ello ha
desarrollado un nuevo sistema de cerramiento que, con un espesor de solo
3,5 centímetros, aísla más que una pared convencional de 30
centímetros, y además, es ligero y puede ser transparente. Este
material, bautizado como F
2TE
3 y protegido bajo
patente española, contiene una capa de aerogel monolítico, un material
compuesto por sílice -igual que el vidrio- con gran durabilidad y
porosidad. El aire atrapado en los poros aporta un muy buen aislamiento
térmico. Además, Alonso ha logrado extraer este aire y generar el vacío
dentro en los poros, lo que genera una
cámara que mejora esta
propiedad aún más. Esta particularidad es lo que permite al material
“competir con fachadas de 30 centímetros" explica el joven, que ahora
está investigando cómo hacer que ese vacío dure "hasta 50 años".
La
placa de aerogel está, además, encapsulada en un polimetilmetacrilato
(PMMA) reforzado con nanofibras y lleva incorporada una capa de óxido de
estaño dopado con indio (ITO), que evita el paso de la radiación
ultravioleta e infrarroja. Tal y como señala Alonso, uno de los puntos
críticos de cualquier sistema de cerramiento transparente es su
permeabilidad a estas radiaciones que atraviesan los cristales junto a
la luz visible y generan un efecto invernadero que calienta el interior
del edificio. Aunque el ITO reduce la infiltración de radiación,
encarece el producto, por lo que Alonso está buscando alternativas más
económicas.
No obstante, la patente del sistema F
2TE
3
incluye las variantes opaca y translúcida del material, además de la
versión transparente. Como ventaja añadida, el propietario o arquitecto
podría prescindir del ITO e incorporar al edificio toldos, marquesinas,
elementos vegetales o cortinas que ayudaran a controlar el nivel de luz y
radiación.
Para Alonso, "no se trata de obligar a que la gente viva en
burbujas transparentes,
sino ofrecerles la posibilidad de disponer de un espacio que tenga la
transparencia que deseen en cada momento”. De hecho, el aspecto final
del edificio con cerramientos de F
2TE
3 podría ser
muy parecido al de un edificio convencional, con la ventaja de que "el
grado de transparencia dejaría de ser un problema para convertirse en
una herramienta más de diseño", asegura el joven.
Más delgado, eficiente y sostenible
Uno de los aspectos en los que sí diferiría un edificio con F
2TE
3
sería su mayor sostenibilidad ambiental, ya que incluso antes de
comercializarlo, Alonso está intentando reducir sus impactos al máximo.
El investigador ha realizado un análisis del ciclo de vida que estudia
el impacto ecológico del material desde que se extraen las materias
primas con las que se fabrica hasta que se desecha o recicla, así como
su periodo de vida útil.
Por el momento, su análisis es una
aproximación realizada con datos de los fabricantes de sus componentes,
estimaciones de duración que rondan los 50 años y posibilidades de
reciclaje, ya que el material es totalmente reciclable. Al contrastar su
estudio con otro de la Universidad de Bath (Reino Unido) sobre un
sistema comercial real que utiliza aerogel granular, Alonso asegura que
tiene "unos resultados interesantes", además de un aislamiento mejor.
Por
otro lado, en comparación con cerramientos de ladrillo y cemento
convencionales de hasta 30 centímetros y que no son reciclables, su
sistema reduce la cantidad de residuos que se generan y ofrece, con su
delgado espesor, un 1,2% más de eficiencia energética en cualquier zona
climática de España. Respecto a la seguridad del material, el
investigador indica que cumple las exigencias del Código Técnico de la
Edificación en cuanto a normativa antiincendios y protección acústica, y
"con el máximo nivel exigido por las normas ISO y UNE" en lo referente a
resistencia al vandalismo.
Alonso empezó utilizando aerogel
granular en sus primeros prototipos porque el monolítico -con mejores
propiedades térmicas y mayor grado de transparencia- era difícil de
conseguir para un joven doctorando. Alonso recuerda: "Hice una batería
de simulaciones por ordenador para modelizar el sistema con las mejoras
del monolítico".
Actualmente, está en fase de validar dichas
simulaciones y verificar que coinciden con datos en condiciones reales.
Para ello, colabora con la empresa francesa Separex, que ya ha comenzado
la producción preindustrial del material, y espera cerrar en los
próximos meses un acuerdo orientado a su comercialización. Su idea es
“incluirlo dentro de un nicho comercial ya conocido y, según las
oportunidades que haya en unos u otros países, ampliar la patente a
nivel europeo o internacional".
En opinión de la catedrática de Ingeniería Eléctrica de la Universidad del País Vasco y miembro del jurado de los premios
MIT Technology Review Innovadores menores de 35 España
Inmaculada Zamora, el proyecto de Alonso es innovador y puede suponer
"una revolución en el ámbito de los sistemas de cerramiento de cualquier
tipo de edificios para mejorar notablemente la eficiencia energética"